David me detuvo enamorado
Solo dos veces he sentido algo parecido en toda mi vida. Fue una rara sensación de dicha y tristeza, de dolor y alegría y de silencio. Ver el David de Michelangelo no puede describirse, faltarían adjetivos. A mi se me ocurre solamente una palabra: Perfección. Pero hay algo mas en el... No es solo la maestría del escultor al apreciar el cuerpo humano dibujado en piedra, donde las venas quieren mostrar la excitación, la adrelanina del cuerpo que quiere estallar, al preparase para enfrentar al Goliath. David duele, porque como dijera Andre Breton, "La belleza sera convulsiva o no lo será". Sin embargo, hay en el también un dolor intenso, profundo, escurridizo, por querer esconderse. El no quiere matar al gigante; alguien tan hermoso no puede amar la muerte, pero esta preparado para hacerlo, no dudara si es necesario, y aun así, duda, implora quizás, desafía. Su mirada lo es todo; pudiera quedarme solamente con su expresión. Se sabe obligado, porque ante todo esta la vida,