Con la paciencia de Claudio

La poesía es golpe eco Agua y curvas fragmentadas Viento susurro voz Lágrima gesto pose Hoja letras tintero Vacío lleno trueno Nube gris y blanca Agua tierra polvo Roca algodón Hilo tela plástico Rostro espejo reflejo Filo punta corte Sangre liquido esperma Luz noche aguacero Cuerpo sombra pasos Huellas marcadas sudor Mirada rostro arrugado Vida historia pasado Muerte renacer primavera Ruido música tic tac Palabra discurso retorica Mentira Tv Applemac Confusión claridad tempestad Templo naturaleza hambre Especie raza grito dolor Teatro proscenio aplausos Maquillaje disfraz quietud Silencio Poesía es silencio.  Toronto Nov 1, 2019

Cuba, esa pequeña islita del Caribe, pero la mayor de las Antillas, tuvo una reina que nos dejó hace quince años. Su nombre: Celia Cruz, la Reina de la salsa. A los cubanos que nacimos después de 1959, se nos privó de su voz, de su manera única de hacer la música y de su autenticidad. La descubrí  a finales de los años 70, gracias a mi padre quien viajó a España en dos ocasiones por razones de trabajo, y trajo  consigo un cassette con los éxitos de Celia Cruz. Sin embargo, siempre había oído hablar de ella. Que cubano no la conocía al menos de nombre? Cuando era pequeño existía en Cuba otra cantante que se parecía mucho a Celia fisicamente, ella era Caridad Cuervo, pero todos decían que le faltaba mucho para llegar a su nivel . Aquel cassette se escuchaba bajito en casa, se ponía durante las fiestas, o se bailaba solo con su voz al ritmo del Quimbara quimbara, Bemba colora, El yerberito, y tantas otras. Celia me sonaba tan cubana, tan real como cualquier cubana del barrio

Anoche hablábamos una amiga y yo sobre Carilda Oliver. Ella la trajo a la memoria, como esos hilos dorados que nos cuelgan en el alma sobre Cuba. Hoy leo que se nos ha ido. Quizás, ya lo presentíamos, mi amiga de Paris y yo, y no lo sabíamos... Fue la señal, tal vez, para volver sobre sus poemas, su erotismo trasgresor y su belleza de mujer. La descubrí durante mis anos de universidad, cuando alguien decidió filmar su ciudad natal, y hablar de la belleza de la misma. Su voz acompañaba las imágenes recitando el poema " Canto a Matanzas". Y fue otro descubrimiento. Yo nunca había salido de la Habana, y no conocía nada de Cuba. Pero luego de ver aquellas imágenes, supe que de no vivir en la capital,  viviría  allí, en aquel lugar bordeado por el rio Yumuri, y donde los puentes son como canales del destino conectando almas. Me enamore de Matanzas, quizás por lo del agua por todas partes, como diría Virgilio, de sus casas y calles, de sus puentes. Carilda que le debía la vida

Acabo de regresar de México. Un país maravilloso, hermoso y lleno de cultura. No acabo aun de salir de mi asombro porque no esperaba encontrar tanta belleza. Fue un viaje espiritual y profundo, que no solo incluyo celebrar mis 47 anos, con mi amiga Irma Ramirez Villegas, sino que  fue un viaje que le debía a mi abuela, que tanto hubiera gustado visitarlo, y fue quien me enseño a amarlo a través de su cine de la época de oro. Me sentaba junto a ella de niño a ver esos viejos filmes, y por ella conocí de Pedro Infante, Jorge Negrete, Gloria Marin, Dolores del Rio, Maria Felix, Maria Elena Marquez, Arturo de Cordoba y tantos otros. Por ella  supe quien fue el Indio Fernandez o Gabriel Figueroa o que eran los estudios Chuburusco. Sí, mi abuela me acerco a México por primera vez, y ella merecía este viaje también. Se que estaba a  mi lado en cada rincón  que visite y se que lo disfrutó  tanto como yo. Mexico es un país donde la leyenda convive con lo cotidiano, donde el indígena esta pr