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Mostrando entradas de agosto, 2018

Celia, la Reina que nos dejo hace quince anos

Cuba, esa pequeña islita del Caribe, pero la mayor de las Antillas, tuvo una reina que nos dejó hace quince años. Su nombre: Celia Cruz, la Reina de la salsa. A los cubanos que nacimos después de 1959, se nos privó de su voz, de su manera única de hacer la música y de su autenticidad. La descubrí  a finales de los años 70, gracias a mi padre quien viajó a España en dos ocasiones por razones de trabajo, y trajo  consigo un cassette con los éxitos de Celia Cruz. Sin embargo, siempre había oído hablar de ella. Que cubano no la conocía al menos de nombre? Cuando era pequeño existía en Cuba otra cantante que se parecía mucho a Celia fisicamente, ella era Caridad Cuervo, pero todos decían que le faltaba mucho para llegar a su nivel . Aquel cassette se escuchaba bajito en casa, se ponía durante las fiestas, o se bailaba solo con su voz al ritmo del Quimbara quimbara, Bemba colora, El yerberito, y tantas otras. Celia me sonaba tan cubana, tan real como cualquier cubana del barrio

Carilda Oliver y Dulce Maria Loynaz en la complicidad del agua

Anoche hablábamos una amiga y yo sobre Carilda Oliver. Ella la trajo a la memoria, como esos hilos dorados que nos cuelgan en el alma sobre Cuba. Hoy leo que se nos ha ido. Quizás, ya lo presentíamos, mi amiga de Paris y yo, y no lo sabíamos... Fue la señal, tal vez, para volver sobre sus poemas, su erotismo trasgresor y su belleza de mujer. La descubrí durante mis anos de universidad, cuando alguien decidió filmar su ciudad natal, y hablar de la belleza de la misma. Su voz acompañaba las imágenes recitando el poema " Canto a Matanzas". Y fue otro descubrimiento. Yo nunca había salido de la Habana, y no conocía nada de Cuba. Pero luego de ver aquellas imágenes, supe que de no vivir en la capital,  viviría  allí, en aquel lugar bordeado por el rio Yumuri, y donde los puentes son como canales del destino conectando almas. Me enamore de Matanzas, quizás por lo del agua por todas partes, como diría Virgilio, de sus casas y calles, de sus puentes. Carilda que le debía la vida