A mi abuela

Aún me parece que despierto
sintiendo la suavidad de tu voz mañanera
el gesto placentero del augurio
y mi holgazán cuerpo queriendo
luchar contra tus ordenes
se me antoja un dulzor inolvidable
contagiado del olor de las tostadas
bebiéndome una leche azucarada como ninguna
condensada en el tiempo
por el inmenso amor de mi abuela
A ratos tengo tus manos junto
a mi cabello acariciando
cada enredo de mi pelo
y las manos mas finas y pegajosas
que he podido tocar
haciendo maravillas con sus dedos
Siento a cada rato tu palabra
sabia
guiando cada paso de mi vida
y tu dulce sonrisa contándome
una historia tantas veces repetida
pero renovada en el deseo de oírtela otra vez
Y cuando el miedo me estremece
me asusta el no tenerte
que no estés aquí dispuesta
a protegerme con tu escudo
que no era otro que tu cuerpo
otrora hermoso
y ahora viejo cansado mutilado
cerca del corazón
cuerpo de acero inexpugnable
que poco a poco se gastó
y tuve que cuidarlo tiernamente
y tus palabras que me sabían dulces
y las canciones que me arrulló tu voz
se me han vuelto eterna compañía
recordándome que fuimos los dos.


La Habana Agosto 2, 2006

Comentarios

Entradas populares de este blog

Dos poemas Argentinos y Uno Uruguayo

La ultima cita con Rosita.