El Korner Hall de Toronto estaba completamente abarrotado para recibir, por primera vez, a la cantante portuguesa Mariza. Personalmente descubrí el Fado hace muy poco tiempo, cuando una amiga me envío el link en youtube de uno de sus videos y quedé atrapado con su voz. Ella era una mezcla de Anna Oxa y Gal Costa. Al verla en vivo, comprobé por qué esta hermosa mujer, que nació en Mozambique de padre portugués y madre mulata, ha conquistado al público de todos los lugares donde se ha presentado.
Cuando salió al escenario pude reconocer de inmediato su sensualidad en el andar , y al entonar la primera frase de música, la autenticidad de Mariza.
El Fado, heredero del blues, del bolero, es un género que puede solo cantarse con el alma, con el corazón, como ella lo hace.
Su humildad transparente la despliega con una comunicación directa y sencilla con el público que la adora. Mariza ha logrado convertirse en la heredera de Amalia Rodriguez, quien es considerada la mejor cantante del género, y quien imagino sea un tesoro nacional portugués. Ella se quiebra con cada canción, pero también baila, sonríe, y despliega el ritmo influenceable de África que también lleva a cuestas.
El concierto terminó con unas hermosas palabras; dijo que para ella no era importante que religión practicase cada cual, ni cuáles eran sus ideales políticos; el hecho que estuviéramos esa noche oyendo su música, tratando de entender su lengua, significaba todo; no encontraba las palabras para agradecerlo.
Nosotros somos quienes le agradecemos y sentimos conmovidos de poder encontrar en estos tiempos, lo que suele ser algo raro e inesperado; una artista que conmueve y estremece solo con la voz y presencia, tales como Ellis Regina, Mercedes Sosa, Alberto Cortez, Chavela Vargas y pocos otros, sin grandes juegos de luces o bailarines exóticos que acompañen un espectáculo; alguien que se pueda reconocer por ser tan genuina como Mariza.
Toronto, April 27, 2019