El jazz solo puede vivirse o sentirse. No hay otra manera. Tiene el poder de atraparte en su melodía rítmica nacida en New Orleans al principio del siglo pasado y te envuelve para siempre. Voces y músicos han sido el reflejo de aquella musica surgida de los negros norteamericanos cuya lista sería interminable.
El jazz , como todo en la vida, evolucionó como género y la incorporación de matices lo ha acompando desde el beep pop.
Toronto, esta hermosa ciudad donde vivo, es por estos días la sede de la vigésimo veinte y cinco edición del Festival Internacional de Jazz. Recibe a cientos de músicos y artistas y otros miles de torontinos estamos disfrutando a lo grande del mismo. A lo grande, por llamarlo en su género más superlativo y único posible, arrancó la inaguración el pasado veinte cuatro de Junio, cuando Aretha Franklin subió al escenario para un free concert en el Metro Hall Square Garden en pleno downtown de Toronto.
Aretha es un músico sobrenatural. La única cantante que ha ganado once premios grammys a lo largo de su carrera, la mayoría de ellos consecutivamente, tiene aún en su séptima década de vida un voz prodigiosa . Nos entregó un recorrido por todos los géneros desde el jazz, el blues, el gospel y por supuesto, los años en Lane Records donde grabó gran parte de todos sus hits.
El momento mágico llegó cuando se sentó al piano, como todo gran músico, para lucirse en su instrumento preferido luego de su voz.
Aretha Franklin es un fenómeno musical único, incomparable. No puedo imaginar que pueda existir una manera mejor de abrir un festival de jazz que esta.
No hay comentarios:
Publicar un comentario