La Televisión en mi vida tiene un significado muy especial. Fue el primer contacto con un mundo de ensueños, imágenes, personajes, aventuras, novelas,que me enseñaron a descubrir miles de sensaciones a través de ella. El primer aparato que hubo en mi casa,una casa pobre, fue un televisor ruso marca Krim 258 en blanco y negro. Nunca voy a olvidar a aquel compañero de tantos años. Era como una mascota. Lo quería, lo admiraba por su resistencia, y lo cuidaba porque era el medio de entretenimiento más importante y más interesante para mí, en ocasiones incluso más que los propios juegos con otros niños. La Tele era como un pequeño cine y,a veces,todos los chiquillos del barrio nos reuníamos en una casa para juntos disfrutar de las esperadas Aventuras. Este Krim estuvo con nosotros algo más de veinte años,casi una joya familiar, algo inaudito para la época moderna en este lado del Atlántico donde cualquier electrodoméstico tiene una esperanza de vida si acaso de uno a cinco años.
Pues sí, mi televisor fue ruso, como dice la letra de la canción de Carlos Varela.Fuí de la generación que consumía todo lo que venía del llamado "campo socialista", especialmente de la antigua URSS. Los "bolos", como comúnmente el pueblo llamaba a los oriundos de Rusia, hacían unos diseños muy toscos, de ahí el sobrenombre con el que fueron bautizados por la gente, pero sus productos eran duraderos. De cualquier forma, nosotros no conocíamos nada más, y nuestra sociedad no era una sociedad "consumista",por lo que me imagino, que el principio de durabilidad estaba más acorde con aquellos tiempos,y nos convenía además que todo fuera de larga duración, como los antiguos discos LP.
Aquellos aparatos eran de bombillos, cuan lejos de imaginar televisores con transitores!,y cuando uno le fallaba,suficiente para que no se viera nada. Allá iba entonces mi abuela o me mandaba en busca del técnico para que lo reparara.Con su mano bendita, el homo sapiens, colocaba el nuevo bombillo en el lugar del viejo y quedaba como nuevo. Para encenderlo había que hundir un botón cuadrado rojo,(que coincidencia también era rojo), lo que era suficiente para que la vida nos fuera más agradable por unas horas y soñaramos.
Cuba fue el segundo país en el mundo en tener señal de televisión en 1950 después de los Estados Unidos.Contaba ya pues con más de veinte años de experiencia y calidad cuando la descubrí. Muchos de sus trabajadores que se habían formado desde los comienzos mismos no salieron del país al triunfar la revolución,y siguieron haciendo buena televisión que me permitieron disfrutarla durante mi infancia y adolescencia.
Y de aquellos primeros años en que me acerqué a la tele, recuerdo hoy con especial nostalgia a una de nuestras más grandes actrices: Margarita Balboa.
Apenas ayer, jugando con los recuerdos y buscando alguna información en la web, leí que había fallecido en la Habana en el mes de Enero esta gran actriz.
En mi memoria, uno de los primeros espacios de la televisión que recuerdo y que siempre preferí está La Novela, quizás porque era el programa que siempre nos sentábamos a ver juntos mi abuela y yo. De aquellas grandes novelas, recuerdo la adaptación que se hizo de "El Alma Encantada" de Romain Rolland,con un elenco que incluía a: Marta del Rio, Ana Lasalle, quien hacía como un juego con los espectadores, pues bajaba sacudiendo las escaleras de la casa y hablabla con la cámara, invitándonos a quedarnos, porque nos contaría la historia de Anita Rivier. Margarita era Mme. Rivier. Cuánta elegancia, el gesto perfecto, que voz!!. Eso, precisamente su voz es lo que recordé siempre. Alguna vez Consuelo Vidal, otra de nuestras grandes y su gran amiga, la llamó voz de caverna hueca.Y es cierto que las palabras en ella sonaban diferentes, más dramáticas.Su aparición en la adaptación de "Por quién doblan las campanas" de Ernest Hemingway, como un hilo conductor de la trama, un narrador fantasma, fue una innovación para aquella época; y nadie podía imaginar alguien mejor que a la Balboa para este rol. Lamentablemente no la pude disfrutar en la época en que hizo Madame Bobary, pues aún no andaba por este mundo yo, me la perdí en una de sus mejores épocas de juventud, pero una vez que la descubrí la seguí en cuanto espacio dramatizado se pasaba por la pantalla, incluyendo El cuento y Teatro ICRT.
La primera vez que ví abofetear a otra persona fue precisamente en el espacio Teatro de la televisión. El gran director Roberto Garriga llevaba a la pequena pantalla, Los delfines, de Jaime Salom. Fue una escena muy violenta. En ella intervenían Rosita Fornés y Margarita Balboa. Al final de la discusión que tenían ambas, Rosa le pegó en el rostro a su rival; aún me parece verme con la cara de asombro y susto que puse al ver lo que sucedía. Fue tan real,tan dramático, tan bien hecho por dos de nuestras grandes actrices...!!No he podido recordar después de tantos años el nombre de la obra, ni siquiera Rosita, a la que le pregunté alguna vez, lo recuerda. Pero esos son los momentos mágicos, inolvidables que quedan para siempre en la memoria de un espectador,y más de un niño,gracias a la versatilidad del actor.
A lo largo de los años continuó trabajando, haciendo más teatro y espacios dramatizados, incluso en la Radio a la que nunca abandonó. Aparecía en forma de actuación especial en algunas novelas, y cuando la televisión cubana cumplió cuarenta años Vicente González Castro, primero conocido por TV en TV, un espacio que nos enseñaba la television desde adentro, con sus trucos, y trabajos,realizó un documental que se convirtió en un material obligado para el que quiera conocer la historia de la Televisión Cubana desde sus orígenes,me refiero a "Hasta el último aliento", y allí por supuesto, está el testimonio de Margarita Balboa, quien fue la primera cara femenina en salir al aire por las ondas de Mazón y San Miguel, donde estaba el primer estudio televisivo. Fue reencontrarla después de muchos años, gastada, envejecida, enferma quizás, pero con esa voz única y maravillosa.
Tal vez el último gran homenaje quiso dárselo ese gran actor devenido en director de documentales en su última etapa de vida, Adolfo Llauradó, cuando filmó "Divas", documental en el que reúne, por amor, a lo mejor y más valioso que quedó de la Televisión en nuestra Cuba. Entre otras diez grandes también está su nombre y su recuerdo. Como El Alma, para mi siempre será La Voz encantada.
Pues sí, mi televisor fue ruso, como dice la letra de la canción de Carlos Varela.Fuí de la generación que consumía todo lo que venía del llamado "campo socialista", especialmente de la antigua URSS. Los "bolos", como comúnmente el pueblo llamaba a los oriundos de Rusia, hacían unos diseños muy toscos, de ahí el sobrenombre con el que fueron bautizados por la gente, pero sus productos eran duraderos. De cualquier forma, nosotros no conocíamos nada más, y nuestra sociedad no era una sociedad "consumista",por lo que me imagino, que el principio de durabilidad estaba más acorde con aquellos tiempos,y nos convenía además que todo fuera de larga duración, como los antiguos discos LP.
Aquellos aparatos eran de bombillos, cuan lejos de imaginar televisores con transitores!,y cuando uno le fallaba,suficiente para que no se viera nada. Allá iba entonces mi abuela o me mandaba en busca del técnico para que lo reparara.Con su mano bendita, el homo sapiens, colocaba el nuevo bombillo en el lugar del viejo y quedaba como nuevo. Para encenderlo había que hundir un botón cuadrado rojo,(que coincidencia también era rojo), lo que era suficiente para que la vida nos fuera más agradable por unas horas y soñaramos.
Cuba fue el segundo país en el mundo en tener señal de televisión en 1950 después de los Estados Unidos.Contaba ya pues con más de veinte años de experiencia y calidad cuando la descubrí. Muchos de sus trabajadores que se habían formado desde los comienzos mismos no salieron del país al triunfar la revolución,y siguieron haciendo buena televisión que me permitieron disfrutarla durante mi infancia y adolescencia.
Y de aquellos primeros años en que me acerqué a la tele, recuerdo hoy con especial nostalgia a una de nuestras más grandes actrices: Margarita Balboa.
Apenas ayer, jugando con los recuerdos y buscando alguna información en la web, leí que había fallecido en la Habana en el mes de Enero esta gran actriz.
En mi memoria, uno de los primeros espacios de la televisión que recuerdo y que siempre preferí está La Novela, quizás porque era el programa que siempre nos sentábamos a ver juntos mi abuela y yo. De aquellas grandes novelas, recuerdo la adaptación que se hizo de "El Alma Encantada" de Romain Rolland,con un elenco que incluía a: Marta del Rio, Ana Lasalle, quien hacía como un juego con los espectadores, pues bajaba sacudiendo las escaleras de la casa y hablabla con la cámara, invitándonos a quedarnos, porque nos contaría la historia de Anita Rivier. Margarita era Mme. Rivier. Cuánta elegancia, el gesto perfecto, que voz!!. Eso, precisamente su voz es lo que recordé siempre. Alguna vez Consuelo Vidal, otra de nuestras grandes y su gran amiga, la llamó voz de caverna hueca.Y es cierto que las palabras en ella sonaban diferentes, más dramáticas.Su aparición en la adaptación de "Por quién doblan las campanas" de Ernest Hemingway, como un hilo conductor de la trama, un narrador fantasma, fue una innovación para aquella época; y nadie podía imaginar alguien mejor que a la Balboa para este rol. Lamentablemente no la pude disfrutar en la época en que hizo Madame Bobary, pues aún no andaba por este mundo yo, me la perdí en una de sus mejores épocas de juventud, pero una vez que la descubrí la seguí en cuanto espacio dramatizado se pasaba por la pantalla, incluyendo El cuento y Teatro ICRT.
La primera vez que ví abofetear a otra persona fue precisamente en el espacio Teatro de la televisión. El gran director Roberto Garriga llevaba a la pequena pantalla, Los delfines, de Jaime Salom. Fue una escena muy violenta. En ella intervenían Rosita Fornés y Margarita Balboa. Al final de la discusión que tenían ambas, Rosa le pegó en el rostro a su rival; aún me parece verme con la cara de asombro y susto que puse al ver lo que sucedía. Fue tan real,tan dramático, tan bien hecho por dos de nuestras grandes actrices...!!No he podido recordar después de tantos años el nombre de la obra, ni siquiera Rosita, a la que le pregunté alguna vez, lo recuerda. Pero esos son los momentos mágicos, inolvidables que quedan para siempre en la memoria de un espectador,y más de un niño,gracias a la versatilidad del actor.
A lo largo de los años continuó trabajando, haciendo más teatro y espacios dramatizados, incluso en la Radio a la que nunca abandonó. Aparecía en forma de actuación especial en algunas novelas, y cuando la televisión cubana cumplió cuarenta años Vicente González Castro, primero conocido por TV en TV, un espacio que nos enseñaba la television desde adentro, con sus trucos, y trabajos,realizó un documental que se convirtió en un material obligado para el que quiera conocer la historia de la Televisión Cubana desde sus orígenes,me refiero a "Hasta el último aliento", y allí por supuesto, está el testimonio de Margarita Balboa, quien fue la primera cara femenina en salir al aire por las ondas de Mazón y San Miguel, donde estaba el primer estudio televisivo. Fue reencontrarla después de muchos años, gastada, envejecida, enferma quizás, pero con esa voz única y maravillosa.
Tal vez el último gran homenaje quiso dárselo ese gran actor devenido en director de documentales en su última etapa de vida, Adolfo Llauradó, cuando filmó "Divas", documental en el que reúne, por amor, a lo mejor y más valioso que quedó de la Televisión en nuestra Cuba. Entre otras diez grandes también está su nombre y su recuerdo. Como El Alma, para mi siempre será La Voz encantada.