viernes, 16 de abril de 2010

El recuerdo de Mercedes Sosa

Cuando ud lea estas palabras, Mercedes Sosa ya habrá dejado de existir. Su voz se ha apagado en la tierra, pero ha ido a reunirse con ese gran coro de ángeles que nos acompaña siempre. La “ negra” como cariñosamente le llamaban en su Argentina natal nos dejó. Su música, llanto de los pobres latinoamericanos, del campesino y el minero, voz por la esperanza, seguirá viva.

La ví varias veces en mi Habana natal. La recuerdo vestida con su poncho andino y su pequeño tambor danzando al ritmo de la percusión para alegrarnos la noche, para darnos esperanzas. Por ella, el mundo supo de lo que sucedía en la Argentina dictatorial. Su canto era el arrebato de las madres, el dolor de los desaparecidos, más su voz, era una voz poderosa, firme, era un torrente de luz que nos iluminaba . No todo el mundo tiene el poder de estremecer al público cuando canta, pero Mercedes Sosa pudo hacerlo.

Y es que con ella todo nos parecía más fácil, que nada era imposible, que podíamos lograrlo. Lo que más me impresionaba, amén de su talento, era su autenticidad.
De la forma tan natural y simple que llegaba al escenario y se sentaba a entregarnos su corazón cuando alguien creía que todo estaba perdido.
Por ella descubrí la poesía de Atahualpa Yupanqui y sus hermosas milongas.
No había espacio, límite alguno, todo el canto era parte de lo que es un solo continente. La pampa argentina en su voz, se volvía la llanura cubana en mi mente, porque tenían el mismo sabor, el mismo color y ,quizás , hasta el mismo dolor.

Con los Años, se nos fue volviendo otro sentimiento como la hermosa canción de Pablo Milanés, intenso y hermoso dueto entre estos grandes. Fue más dulce, y de mejor gusto, cual buen vino.Comenzó a cantarnos nanas, como el ¨ Drume Negrita¨, y su voz era un susurro, era un lento soplo que hacía mecer la cuna de los ninos y hasta nuestros sillones desde donde la oíamos. La casa se inundaba de aquella melodía protectora que nos llenaba de paz.

Ese era el poder de la voz de Mercedes. Se nos hizo siempre cómplice, divina.
El chileno Julio Numhauser escribió que Todo Cambia en bella poesía y ella lo convirtió en himno. Aunque la vida es un proceso cambiante, nunca quería cambiar el amor, ni el recuerdo de su gente.

Ella estará por siempre en el corazón de muchos que tampoco la olvidaremos, incluso más alla de la cintura cósmica del Sur dándole gracias a la vida.


Toronto 12 de Octubre 2009

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