Ayer celebraba la vida de una grande. Hoy me recojo como ovillo por no creer en la muerte.
Como a Marylin Monroe, la encontraron en una habitación sin vida,aún joven, aún hermosa, fragil. Miles la esperaban dentro de apenas unas horas, aún la esperan. Ella tuvo esa muerte que acompaña a los ángeles heridos, quienes nunca pueden llegar a comprender totalmente por qué fueron escogidos ellos, y no otros, para volar más alto. Pero algo les falló, les faltó.
Whitney Houston acaba de morir con cuarenta y ocho años. Lo tuvo todo, y aparentemente algo le faltaba. Nunca lo sabremos. Otra vez tendremos que conformarnos con sus grabaciones, con lo que se registró de una carrera tan grande como lo era su voz.
Cuando regresó apenas unos años, nos quería deleitar con aquellas notas que ya se le escapaban y no podía atraparlas. Pero nosotros, fieles, estábamos seguros que las encontraría nuevamente. A veces se me antojaba llamarla la Streinsand de mi generación, como aquella joven judía que impresionó a todos con su timbre en los sesenta hasta convertirse en lo que es hoy. Ella nos llegó en los ochenta cuando Clive Davis la descubrió y quedara para siempre.
Como a Marylin Monroe, la encontraron en una habitación sin vida,aún joven, aún hermosa, fragil. Miles la esperaban dentro de apenas unas horas, aún la esperan. Ella tuvo esa muerte que acompaña a los ángeles heridos, quienes nunca pueden llegar a comprender totalmente por qué fueron escogidos ellos, y no otros, para volar más alto. Pero algo les falló, les faltó.
Whitney Houston acaba de morir con cuarenta y ocho años. Lo tuvo todo, y aparentemente algo le faltaba. Nunca lo sabremos. Otra vez tendremos que conformarnos con sus grabaciones, con lo que se registró de una carrera tan grande como lo era su voz.
Cuando regresó apenas unos años, nos quería deleitar con aquellas notas que ya se le escapaban y no podía atraparlas. Pero nosotros, fieles, estábamos seguros que las encontraría nuevamente. A veces se me antojaba llamarla la Streinsand de mi generación, como aquella joven judía que impresionó a todos con su timbre en los sesenta hasta convertirse en lo que es hoy. Ella nos llegó en los ochenta cuando Clive Davis la descubrió y quedara para siempre.